HISTORIA DE MADRE CABRINI


Santa FRANCISCA JAVIER CABRINI.

Patrona de los Emigrantes.


SU VIDA

Santa Francisca Javier Cabrini nace en Sant´Angelo Lodigiano el 15 de julio de 1850.
En 1868 recibe el diploma de maestra y comienza su trabajo de educadora. El Obispo la envía al orfanato la Casa Providencia: allí concreta el inicio de su vida misionera, haciendo su consagración religiosa a los 27 años, junto con cinco jóvenes de dicho orfanato.

En 1880, en Codogno, funda el Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón. Si bien su deseo profundo es llevar el anuncio de Jesús a Oriente, acepta el pedido del Papa León XIII y viaja a los Estados Unidos para ocuparse de los inmigrantes italianos. De ahí en adelante no cesa en su tarea apostólica.  Entre sus múltiples viajes, llega en 1895 a Argentina, después de cruzar la Cordillera a lomo de mula, para fundar el Colegio Santa Rosa, primera obra en nuestro suelo. Visita que reitera en 1901 Y en 1907, para otras cuatro fundaciones en nuestro país.
El 22 de diciembre de 1917 muere en Chicago. Beatificada el 13 de noviembre de 1938, es canonizada el 7 de julio de 1946 por el Papa Pío XII y, posteriormente, proclamada Patrona de los emigrantes.
Su Santidad, Juan Pablo II, la declara “ misionera de la nueva evangelización” en julio de 1996, profetizando la vigencia y necesidad de su obra y su carisma en el tercer milenio.

SU OBRA

En menos de un siglo pasa de un pequeño pueblo a la gloria.
Madre Cabrini es una figura excepcional que pone de manifiesto cuánto es capaz de hacer quien se abandona en los brazos de Jesús y deposita toda su confianza en Él.
A partir de su llegada a América del Norte en 1889 cruza 24 veces el Océano y disemina fundaciones de escuelas, hospitales y orfanatos en los dos continentes:
Estados Unidos, Nicaragua, Argentina y Brasil, en América.
Francia, España, Inglaterra e Italia, en Europa.

Con el tiempo Madre Cabrini ha entrado hasta en la leyenda. En la crisis de “Watergate”, EE.UU., varios americanos publicaron: “para gobernar América es necesaria la Madre Cabrini”.  Muestra indicadora de una popularidad fuera de todo parámetro humano.

 A tal punto se destaca su figura, que es elegida como una de las diez mujeres más famosas del siglo XX. Ciertamente, si sorprenden su trayectoria y su servicio, es indiscutible su esfuerzo en defensa de la mujer, postergada, no escuchada, ni atendida en su dignidad, realidad cruelmente experimentada en el contexto de su época.

SU ESTILO

Ø  Luchó contra la segregación racial.
Ø  Dignificó la vida de los inmigrantes italianos.
Ø  A pesar de su debilidad física, cruzó los Andes en mula para expandir su Instituto.
Ø  Su accionar se asemejó a los estratégicos movimientos de una partida de ajedrez. Ubicaba sus misiones como almácigos, para cosechar maestras para sus obras.
Ø  Vivió el dolor de las cárceles, de las minas, de los miserables barrios de inmigrantes, de los pueblos indígenas.
Ø  Inauguró e impulsó todas sus obras.
Ø  El tiempo era poco y el mundo pequeño para ella;  quería derramar sobre él, todo el amor de Jesús y de su Madre.
Ø  Nunca hizo alarde de su piedad. Su mundo interior fue un misterio del cual sus discípulos sólo percibían chispazos a través de sus obras.
Ø  Su vida ardió en la contemplación del Sagrado Corazón. En Él se confortó e hizo suya su fuerza.

“ Si bien se conoce a Madre Cabrini como aquélla para la cual “ el mundo era demasiado pequeño”, pocos saben que la aplastante actividad se afianza en un continuo esfuerzo de educadora.Madre Cabrini tiene la convicción de que la educación intelectual no puede disociarse de la moral y de los sentimientos. Ella sabe que no se puede hacer en el educando una “injusta y cruel separación entre el intelecto y la voluntad”…
                                                                                                L´Osservatore Romano, 8 de mayo de 1980

ALGUNAS DE SUS PALABRAS Y MENSAJES

“Procuren multiplicar las misiones. Transmítanselo a tantos jóvenes, a los cuales Dios les ha concedido la ciencia y las buenas cualidades. Díganles que no mantengan sepultado el talento recibido. Animen a todos nuestros amigos para que no se cansen de ayudar. Bienaventurados aquéllos que hayan colocado su caridad en el bien.”

“Es ciertamente verdadero que si las gracias no llegan a nosotros es porque nosotros mismos las alejamos con nuestro poco amor.”
Cartas, 18 de mayo de 1890

“Sigamos las pisadas de María, venzámonos a nosotros mismos, cueste lo que costare y tendremos paz en nuestras almas y alegría en nuestros corazones”.
Cartas, 8 de septiembre de 1891

“El rostro alegre lleva también el gozo a todos los que lo rodean.”
Cartas, 9 de septiembre de 1891

“¿Para qué perder la paz y llevar la tristeza a todas partes, por algunas ideas o caprichos?”
Cartas, 9 de septiembre de 1891

“El amor de Dios, cuando penetra en un alma, no solamente aligera toda pena, sino que hace llover en ella tanto rocío de paraíso que la alegra y la embriaga.”
Cartas, 15 de octubre de 1891

“La fe y la oración unidas constituyen una potencia superior a todo pensamiento.”
Cartas, 19 de septiembre de 1894


ORACIÓN A STA. FRANCISCA JAVIER CABRINI

¡Oh Santa Francisca Javier! Oh tú, que en el corazón de Jesús colocaste toda tu confianza y en Él hallaste el secreto de toda perfección y la fuerza para ser Apóstol del Evangelio  en el mundo, desde la gloria del cielo, mírame benignamente pues acudo confiadamente a tu intercesión.
Oh Tú, que con maternal corazón aliviaste las tribulaciones espirituales y temporales de tantos hermanos nuestros desterrados por el mundo, muéstrate también propicia para conmigo, peregrino en los senderos de la vida.
Alcánzame, del dulcísimo Corazón de Jesús, todas las  gracias espirituales necesarias  para llegar a la patria feliz del cielo.
Escucha, ¡oh Santa Francisca Javier mi confiada plegaria!, alcánzame la gracia que solicito… (en silencio se hace la petición), y haz  que también yo me una al sinnúmero de almas que por tu intercesión alaban agradecidas a Dios. Así sea.
¡Oh, Santa Francisca Javier!, esposa  predilecta de Jesús, ruega por nosotros.

 FRANCISCA JAVIER CABRINI 

Milagro de Dios